FILIPPO PIZZA BAR, las mejores pizzas romanas de Madrid.

El pasado martes disfrutamos de las fantásticas pizzas de Filippo Pizza Bar en su coqueto local situado en la calle Conde de Peñalver, 66, en pleno barrio Salamanca.

Inaugurado en abril de 2020, como consecuencia de la pandemia, en un primer momento abrió sus puertas como delivery. Meses después, Filippo Pizza abría las puertas al gran público para deleitarnos con un agradable espacio dónde saborear sus deliciosas pizzas romanas.

Su nombre, Filippo, en honor al divertido gato de su dueño, un apasionado de la gastronomía y de la buena mesa que tras haberse formado en Cordon Bleu y haber trabajado codo con codo con los mejores pizzeros romanos, se lanzó a la trepidante aventura de arrancar su propio negocio.

En su carta podemos saborear más de una docena de variedades de pizzas elaboradas artesanalmente, cuya masa es fermentada durante 48 horas para darle ese toque único e inigualable. 

En nuestra visita degustamos los siguientes platos:

Provolone al pomodoro 

APUNTE: Si te gusta el provolone tanto como a nosotros, este te va a encantar.

Nosotros pedimos las pizzas por mitades, así probamos más sabores. ¡Nos parece un acierto que den esa opción!

Filippo Pizza, un mordisquito de Roma en la capital. Un pequeño rinconcito de placer dónde disfrutar de maravillosas pizzas artesanas y compartir momentos inolvidables en un entorno encantador dónde siempre nos hacen sentir como en casa. ¿Te vienes?

Filippo Pizza Bar

C. del Conde de Peñalver, 66

Teléfono: 635 35 20 98

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Solomillo de cerdo encebollado

Hace unos días elaboramos esta receta con la que, en una media hora, tendremos un solomillo de cerdo encebollado exquisito, sin necesidad de encender el horno y manteniendo el sabor, la textura y la jugosidad de esta pieza de carne.

Ingredientes:
-Solomillo de cerdo de unos 350-400g
-2 cebollas medianas
-1 zanahoria grande
-3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
-Sal al gusto
-Una pizca de bicarbonato

Primero pelamos las cebollas y la zanahoria, y las cortamos en trozos pequeños.
En una sartén ponemos a calentar 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra a fuego medio-alto y, cuando desprenda calor sin llegar a humear, echamos las cebollas troceadas y la zanahoria. Salamos al gusto y dejamos que se sofrían removiendo de vez en cuando hasta que empiecen a tomar color.
Mientras tanto vamos cortando el solomillo en trozos de unos 2 cm de espesor.
Cuando las verduras empiecen a dorarse, añadimos el bicarbonato, mezclamos bien y dejamos cocinar un par de minutos. Observaremos que las verduras adquieren un bonito color caramelo y empiezan a oler estupendamente. Bajamos el fuego al mínimo.
En otra sartén o plancha ponemos a calentar la cucharada de aceite restante a fuego bien alto. Cuando esté caliente, marcamos los trozos de solomillo para que se doren por ambas caras. Lo que buscamos es que se dore el solomillo, pero sin que suelte agua ni se reseque por dentro.
Cuando la carne esté lista, la salamos al gusto, y la pasamos a la sartén del sofrito, lo justo para que se impregne con los jugos de este.

Podemos emplatar sirviendo el solomillo sobre una cama hecha con parte del sofrito o, si queremos dar un toque más elegante, hacerlo como en la foto, sirviendo la carne con unas cucharadas del sofrito por encima.

Una experiencia muy tropical en el restaurante Occhiali

Hace poco conocimos Occhiali, un restaurante donde se puede desconectar de los problemas y disfrutar de una velada relajada y auténtica. La estética y el buen ambiente que transmite nos llamó la atención desde el minuto cero, además de su amplia oferta gastronómica, como no podia ser de otra manera.
La decoración con estampados florales, los acabados en madera y el aire tropical que desprende, te invita a pasar horas observando cada detalle. 
Si te ocurre como a nosotros y te pica la curiosidad por saber un poco más sobre este proyecto, te diremos lo siguiente: El nombre del restaurante, «occhiali», significa «gafas» en italiano, y no es casualidad que uno de los socios fundadores sea optometrista, ya que fue a él al que, paseando por las calles de Roma, se le ocurrió este original nombre para el restaurante.
Pero la cosa no queda ahí, y es que, al frente de la cocina se encuentra el chef Andrés Jiménez, el cual ha creado una magnífica carta personalizada con el sello Occhiali.
Nosotros probamos varios de sus platos:
Croquetas de Kimchi con atún rojo y alga wakame / Gyozas de pollo y verduras con panceta confitada y hoisin de frutos rojos.

Pizza Burrata / La ensaladilla de Ottica

Cordero asado en su jugo con croquetas de puré de patatas y almendras / Ravioli de trufa con crema trufada y parmesano

Y.. ¡los postres!
Tiramisú con base de donut / Pizza de nutella, oreo y fresas.

Si te gusta la pinta que tienen estos platos, de su sabor ni hablamos.. ¡Todo estaba buenisimo! ¡Occhiali se gradua con matricula de honor!
Un punto fuerte es que, en Occhiali, el consumidor aprecia la delicadeza y esfuerzo del chef para que todo esté perfecto. También cuentan con un horno de piedra en el que elaboran el pan y las pizzas… ¡así de buena estaba la pizza burrata! Nos quedamos alucinados con los ravioli y el cordero, pero los postres eran de otro mundo. ¡De 10!
Además, si te gusta la comida asiática, que sepas que esta también está presente en la carta de Occhiali. Las gyozas que probamos y las tortitas de patata sobre steak tartar son una delicia. ¡Ven a probarlo tú mismo!
¿Qué me dices? ¿Te apuntas a visitar Occhiali?
C/Sánchez Pacheco, 84
Precio medio: 25€/persona